Un hombre de Estado es el que se pasa la mitad de su vida haciendo leyes, y la otra mitad ayudando a sus amigos a no cumplirlas. 

Noel Clarasó (1905-1985)
Escritor español.

Tengo una confesión que hacer:

En mis 30 años como psicoterapeuta, JAMÁS me ha llegado un paciente que sea político en activo.

… será que no está en mi destino atenderlos.

… será que los políticos son inmunes a la toma de conciencia.

No sé.

Pero esto me lleva a una segunda confesión:

A veces fantaseo con la idea de que Peña Nieto tocara a mi puerta solicitando terapia.

Una vez resuelto el problema inicial de acomodar los autos de los guarur… digo, del Estado Mayor en mi calle, pasaría al primer paso desde el modelo de psicoterapia que trabajamos en Córpore. Además de aplicar los principios de actitud y relación inspirados en el enfoque humanista, echaría mano de los mapas de carácter para ayudarme a comprender el comportamiento de mi cliente.

Estos mapas de la personalidad son muy útiles porque nos dan pistas para darle sentido a la compleja dinámica que determina las principales tendencias afectivas, cognitivas y de comportamiento de las personas.

Por eso, mi asombro aumentaría, ya que hasta donde deduzco (por lo que observo en sus apariciones públicas) Peña Nieto tiene una personalidad del grupo que nosotros llamamos “Caracteres Rígidos”.

Y específicamente, lo ubico en un subgrupo que se distingue porque excepcionalmente acude a buscar una relación de ayuda.

¿Por qué?

Porque estas personalidades tienen un gran compromiso con la imagen que proyectan. Y esto es distintivo en Peña Nieto.

Proyecta una imagen de confianza en sí mismo, seguro, competitivo, ambicioso, con carisma y liderazgo, como si no conociera el fracaso (atributos innegables para llegar a ser presidente de México).

Le gusta ser admirado, especialmente por las mujeres.

Proyecta ser un ganador que siempre logra lo que se propone, y que tiene mucha capacidad de determinación.

También muestra buena capacidad de acción en la realidad,  y puede materializar proyectos.

Es disciplinado, responsable y es meticuloso para organizar sus actividades.

Para él, es muy importante ser exitoso.

La sombra detrás de esta fachada es que con facilidad se identifica con una imagen de omnipotencia: “puedo lograr lo que quiera”.

Su capacidad de atención es estrecha y está focalizada. Vive disociado  de su mundo afectivo. Actúa sus emociones en una cualidad “como si”.

El otro aspecto crítico de esta sombra es que la mayor parte de sus “cualidades” no tienen tanto sustento en las capacidades reales de su persona. Funciona bien mientras la vida le cumple con el programa.

Lamentablemente para él (y para sus “asesores”), la vida no funciona siempre así. Más bien está llena de sorpresas, situaciones inesperadas y crisis.  Ahí es cuando se muestra su principal limitación: la rigidez de su personalidad.

Esta rigidez le limita para fluir e improvisar con creatividad.

Por eso no me extraña su respuesta de los 3 libros que marcaron su vida, o su limitación para  hacer entrevistas en vivo, o discursos sin telepromter.

O en situaciones más graves, como su parálisis frente a las dos crisis que han sido parte aguas en su sexenio: la llamada “Casa Blanca” y la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa.

Ahí se nos revela la incongruencia entre la imagen proyectada y los recursos reales.

La fachada se tambalea, se resquebraja.

Y ni qué decir de admitir una equivocación, o estar errado. En su tipo de personalidad esto se vive como una amenaza. El fracaso es algo que puede colapsar a toda la identidad. El compromiso con la imagen proyectada es tan grande que, si ésta se derrumba, el temor es que no quede nada más.

Por eso, frente a las crisis o  las críticas, la reacción de este carácter suele ser endurecerse más (de ahí el término de rígido), y distorsionar la percepción para que la realidad encaje con la visión de lo que se quiere. No obstante, la sensación de amenaza psicológica lo corroe internamente.

Por eso, una personalidad como la suya sería sin duda todo un reto terapéutico para mí.

Sus defensas psicológicas  son poderosas y están bien organizadas.  Está convencido de que no necesita ayuda. Y no obstante todos los conflictos, se las arregla para seguir funcionando en la realidad.

Sin embargo, en mi profesión, lo último que se pierde es la esperanza.

Peña Nieto ya se está tardando,

México se le está yendo de las manos.

Si alguien lo conoce, dígale que necesita ayuda y que hay un terapeuta dispuesto a echarle una mano.

 Hasta pronto.

Jorge Galindo
Director CÓRPORE
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