9 de Octubre 2012

Obsérvate cuando te sientes ansioso o preocupado:
Tu conciencia se enfoca obsesivamente brincando de un detalle a otro…
comienzas a perder el foco de lo que es importante…
tu imaginación comienza a proyectar una y otra vez visiones amenazantes…
tu percepción se confunde…
y a diferencia del miedo, este proceso no te prepara para actuar frente a una amenaza… te desgasta.
Como había señalado en el boletín anterior, puedes estar preocupado (proceso mental)  o ansioso (sensación en el cuerpo) por tu salud, la posibilidad de algún desastre natural, el riesgo de ser víctima de la delincuencia… o  porque vas a salir o porque vas a quedarte. Los motivos pueden ser innumerables.
Sin embargo, todos estos «activadores»  guardan algo en común: ninguno de ellos es una amenaza concreta en el momento presente.
Son posibilidades del futuro…y frente a estos peligros intangibles e imaginarios (por reales que a veces te parezcan), tu miedo pierde foco y se oculta.
Por eso dos elementos resultan clave en este proceso:
1. Recupera contacto con el momento presente.
Como lo han señalado ya innumerables maestros de meditación, buena parte de lo que motiva  tu ansiedad y preocupación es  que extravías el foco de tu conciencia en el futuro, en la probabilidad de lo que puede ser, y pierdes contacto con el momento presente.
Sin duda tu preocupación por los asuntos futuros puede funcionar como una experiencia de preparación y aprendizaje, te estimula a visualizar los posibles escenarios y puedes preparar planes y posibles respuestas.
El  reto aquí es equilibrar tu visión de futuro con la realidad y el momento presente. Toma conciencia de tu respiración y céntrate por unos momentos, después pregúntate:
¿Cuál es el peligro real en este momento?
¿Qué tan real  es mi visión de lo que creo puede ocurrir?
¿Qué acción necesito realizar en este momento?
2. Rescata  la relación   con tu emoción de miedo.
La ansiedad y la preocupación se alimentan de reprimir tu emoción de miedo. En el momento que dejas de ver con claridad tus miedos reales, se instala la capa vaga y latente del miedo a lo desconocido. Ese es el fantasma que alimenta tu preocupación.
Por eso cuando te descubras ansioso o preocupado preguntante:
¿Cuáles son los miedos reales que están en el fondo, detrás de estas preocupaciones?
¿Dónde estoy sintiéndome débil o amenazado en mi  vida?
La preocupación y la ansiedad por momentos parecen una herencia «inevitable» de nuestro actual estilo de vida. Sin embargo, sentir y tomar conciencia de nuestras emociones  en realidad nos ayuda a aliviarlas.

× ¿Cómo puedo ayudarte?