10 de Diciembre de 2013

Cecilia parece tener todo lo que una mujer puede desear. Es guapa, tiene un trabajo profesional bien remunerado y sus ojos irradian esa chispa que delata inteligencia.
Sin embargo, en su primera sesión me reveló:
Hace poco rechacé un ascenso porque me sentí insegura.
Y, enfatizando con un ademán, agregó:
Y ahora estoy rechazando una propuesta de matrimonio.
Después de aclararse la garganta continúo:
Simplemente no creo que él me quiera tanto. Este sentimiento no es nuevo, con otras parejas siempre me he sentido inadecuada. Como que algo me falta… y ahora sucede de nuevo.
No es raro encontrar este tipo de revelaciones en una sesión de psicoterapia, sin embargo, su afirmación me confrontó; me parecía completamente ajena a la atractiva mujer que veía frente a mí.
En mi trabajo con pacientes y alumnos he visto –cada vez con mayor claridad- que el sentirse inadecuado es la raíz de algunas de las más dolorosas y paralizantes experiencias que tenemos.
Está en la raíz de tu miedo al rechazo…
Está en tus limitaciones para crear intimidad…
Está en tu capacidad para merecer y recibir…
E incluso está en la base de algunos comportamientos adictivos.
Sin duda también está en el fondo de tus sentimientos de vergüenza.
La vergüenza -quizás la más conocida experiencia de inadecuación y auto rechazo- no es otra cosa que el sentimiento que se activa cuando percibes que tu “imperfección” puede estar o está siendo expuesta al mundo.
Y si piensas por un momento como vives en relación a tus sentimientos de necesidad, celos o inseguridad, por mencionar algunos, podrás comprobar que la vergüenza es también una reacción que a veces te ocurre frente a ti mismo.
Estamos tan habituados a esta percepción de tener algo deficiente o malo en nosotros, que es como un gas invisible y tóxico que respiramos a diario sin apenas darnos cuenta.
Cecilia pudo enfocar en su proceso, que la salida a este dilema de inadecuación, no estaba en forzarse a cumplir las expectativas externas (pseudo-solución que muchos intentan), sino en explorar los orígenes de su autorechazo, y en perdonar su actual “imperfección”.

Acompáñame en los próximos boletines a explorar, reconocer y sanar este espacio de reencuentro honesto y compasivo contigo mismo.

× ¿Cómo puedo ayudarte?