24 de noviembre 2015

 ¿Cumples tu parte del trato?
“San Jorge bendito,
amarra tu animalito
con tu cordón bendito,
para que no me vaya a picar o a morder”
Esta fue la primera oración que aprendí. Y a los cuatro años de edad, el miedo y la devoción me hacían repetirla cada noche.

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Cuando haces oración, o pides ayuda a la divinidad, ¿has observado qué es lo que realmente estás pidiendo?…
Aunque lo hagas de una manera más sofisticada, ¿hay algo similar a lo que yo aprendí cuando niño?
¿Esperas que tu oración te ayude a controlar circunstancias, eventos, incluso personas?
¿Que te solucione tus preocupaciones y problemas: tener un trabajo fijo, dinero en el banco o una relación sin conflictos?
¿O quieres una respuesta clara de por qué esta sucediendo algo en tu vida? Y además, ¿por qué eso te esta sucediendo A TI?.
¿Cuál es la intención secreta detrás de tu petición? ¿Tu expectativa oculta de cómo la divinidad “debería” ayudarte?
Cuando esperas que la providencia, o los poderes superiores, solucionen directamente tus problemas, estás renunciando a tu parte del “trato”. El extremo de responsabilidad que te tocara asumir.
No es fácil  hacernos cargo y resolver los retos que nos pone la vida.
Por eso, para avanzar en tu desarrollo espiritual, sí necesitas una personalidad fuerte.
Una personalidad que te permita resolver los retos de tu sobrevivencia cotidiana.
Que te ayude a confrontar los miedos de esta dimensión material en la que existimos.
Que haga posible que abraces el desafío de la intimidad y el amor en tu vida.
Por más atractivas que te parezcan las promesas del paraíso, vivimos encarnados en este mundo material.
Y sólo cuando tienes la fuerza para manejar sanamente tu interacción en este nivel, puedes profundizar realmente hacia las potencialidades de tu desarrollo espiritual.
Una personalidad incapaz de lidiar con los retos de la existencia humana, esta limitada para asumir su parte de responsabilidad en la búsqueda por la trascendencia.
La invade un miedo inconsciente y una desconfianza hacia la vida. 
Observa si no es desde ahí que algunas veces pides que la divinidad se haga cargo de tu parte del “trato”.
Hasta pronto.
Jorge Galindo
Director CÓRPORE
www.corporal.com.mx
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