18 de Febrero de 2014

En una escena crucial del Capítulo III de la Guerra de las Galaxias, el canciller Palpatine convence al joven caballero Jedi, Anakin Skywalker, de que hay mayores beneficios en el lado oscuro de la fuerza que en el lado luminoso.
De esta manera se cierra la aventura galáctica y queda configurada la transición de Anakin en Darth Vader, eje fundamental de toda la saga.
¿Qué nos resulta tan atractivo de esta interminable lucha entre el bien y el mal?
¿Por qué en el cine y en el imaginario colectivo, es tan imprescindible la figura del villano? (como bien saben en Hollywood, en donde la “Guerra de las Galaxias” ha recaudado aprox. 6 mil millones de dólares en 6 películas).
¿Qué sería de Harry Potter sin Lord Voldemort? ¿De Batman sin su interminable lista de archienemigos?
Todas estas tramas reflejan la versión contemporánea de la eterna pugna entre la luz y la sombra. Esa que vemos todos los días en las noticias y los periódicos… ¡esa que a diario también tiene lugar dentro de ti!
En CORPORE proponemos que un primer paso en el proceso de toma de conciencia y transformación, es que necesitas darte cuenta de la realidad de tu propia capacidad destructiva.
A este paso le llamamos “enfrentar la Máscara”.
Estoy seguro que no eres parte de una banda de secuestradores, ni fuiste camarada del “niño sicario” (ver el boletín pasado), pero acaso…
¿Nunca has sentido envidia?
¿No has mentido más de una vez?
O quizá -como yo- en más de una ocasión te has sorprendido murmurado: la venganza es manjar de dioses… y se come fría…
Somos herederos de una cultura moral y religiosa que tiene siglos promoviendo (y forzando) que hagamos “el bien”, que cultivemos nuestras virtudes. Este mandato, cuando carece de una comprensión profunda de la naturaleza de la negatividad humana, no nos pone más cerca de la ansiada meta…. al contrario.
La vieja cruzada de San Miguel Arcángel (o de Luke Skywalker), en la cual la redención del mal se hace con espada en mano, nos termina atrapando en una visión polarizada, en donde la meta es suprimir, borrar, tu dimensión destructiva, pero sin un proceso de consciencia y transformación.
Con esto sólo se logra que tu negatividad se esconda en el inconsciente… y termine expresándose en formas más disimuladas y subterráneas.
En CORPORE sostenemos que es en el terreno de la transformación de la destructividad humana donde se da la dimensión más profunda de evolución personal y espiritual. Y el primer paso en esta cruzada interior no es eliminar tu negatividad; lo que necesitas es ILUMINARLA.

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