11 de Diciembre de 2012

En nuestro pasado boletín, comenté que con el tercer «Big Bang»  -la aparición de la conciencia auto reflexiva-  el impulso evolutivo había dado un salto cualitativo.  Desde la materia y  la biología paso a manifestarse en el campo más  sutil de la conciencia.
De los átomos de hidrógeno y helio, a las galaxias y planetas; desde las moléculas que conformaron las primeras células, hasta la creación del ser  humano; del clan y la tribu, a la «aldea global».
Con este movimiento el proceso evolutivo no sólo se hizo más vertiginoso, sino que nos llevó a un nuevo umbral: la posibilidad de participación consciente,  de ser co-creadores con el proceso evolutivo.
Desde el inicio de los tiempos, esta poderosa dinámica progresiva a la que llamamos evolución, ha operado siguiendo principios de «leyes naturales» o como manifestación de una «expresión divina» (según el punto de vista que se adopte).
En cualquier caso, esta fuerza parecía actuar desde y más allá de la capacidad y voluntad humanas. El ser humano era testigo de un movimiento evolutivo que estaba más allá de su individualidad, que trascendía su voluntad personal.
Y ahora (tan recientemente que parece un parpadeo en referencia a los tiempos cósmicos) los seres humanos estamos despertando a nuestra capacidad de evolucionar conscientemente.
Estamos despertando a nuestro potencial para convertirnos en agentes activos del proceso de evolución  en  la conciencia.
Por primera vez en la historia de la humanidad, cada vez más  personas  nos hemos liberado de los rigores y la conciencia de la estricta sobrevivencia.
Cada vez más seres humanos estamos explorando nuestros potenciales individuales y colectivos, buscando motivaciones más profundas para participar e interactuar desde ahí.
Hasta hace poco esta intención y capacidad, habían sido patrimonio de unos cuantos iniciados; pero actualmente cada vez más individuos estamos con la posibilidad de apoyar, estimular y profundizar el proceso de evolución de la conciencia a través de nuestra acción voluntaria.
Cada vez más personas decidimos participar en este «despertar» que ya se vuelve colectivo.
La evolución ya no es algo que nada más te ocurre, puedes participar, co-crearla, eres un agente. Esa es la diferencia.
 
Este reconocimiento de tu capacidad e intención de participación consciente en el proceso evolutivo, es el cuarto «Big Bang».
Quizás como señalan algunos visionarios, en estos tiempos cercanos al 2012 tenemos energías y vibras propicias para este movimiento de «despertar». No es necesario que creas en estas visiones cosmológicas para ser partícipe de este movimiento cada vez más evidente.
 
De todos modos está ocurriendo, de todos modos ahora estás leyendo este boletín. Lo que implica que en ti habita este potencial, que en ti también se mueve esta inquietud…

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