12 de Noviembre 2013

Seguimos con nuestra serie de boletines sobre los códigos secretos del cuerpo. Hoy revisaremos una de las afecciones más comunes: el dolor de cabeza.
Todos hemos sufrido alguna vez esta dolencia, pero hay personas que la padecen constantemente. Seguramente conoces a alguien en esta situación.
No es para sorprendernos, ya que hoy en día los dolores de cabeza son muy comunes (no por nada la aspirina es el medicamento más popular y más vendido en el mundo).
¿Alguna vez te has preguntado cual puede ser su significado? ¿Qué revela de tu forma de vida? Para intentar responder, primero veamos qué función tiene la cabeza.
La cabeza es tu centro de comando, allí está el cerebro que controla y monitorea todos los aspectos de tu cuerpo-mente.
El cerebro es el órgano que contiene a tu mente, las dimensiones conscientes e inconscientes de tu pensamiento; y es el centro de tu ser individual.
El centro donde percibes tu individualidad frente al mundo… donde te das cuenta.
Si bien los dolores de  cabeza pueden tener muchas causas (un desbalance hormonal, algún tipo de alergia, fiebre, etc.),  lo más común  es que se originen por una tensión muscular excesiva en el cuello y el cráneo. Esta tensión limita el suministro de oxígeno al cerebro.
El dolor de cabeza de este tipo indica stress en el trabajo, preocupaciones excesivas y sobreesfuerzo. También puede ser señal  de contención emocional (sobre todo enojo y miedo).
Es como si tu centro de control estuviera inundado de mensajes, como si lo hubieras llevado más allá de su capacidad para manejar las cosas a su ritmo.
Posiblemente así te has llegado a sentir alguna vez: saturado de asuntos que demandan tu atención y reclaman soluciónes.
También puede ser que haya una dificultad para conectar tu visión e ideas con la realidad; como sí tus metas y objetivos no correspondieran con la realidad en la que te encuentras.
En ese caso quizá te ayudaría parar un momento para enfocar las cosas en su justa dimensión, mirar lo que te rodea y el sitio al que quieres llegar. Y –con más calma y objetividad- trazar una ruta realista que te lleve a donde deseas.
Espero que estas reflexiones te sirvan para que puedas darle un buen descanso a tu cabeza.
Ofrécele paz y tranquilidad verás cómo ella encontrará toda la creatividad que necesitas para conseguir la vida que sueñas… y mereces.

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