28 de Enero de 2014

El primer dardo fue el de la duda. A él le siguieron las flechas del miedo, el odio y la codicia… Mara, señor de la ilusión, líder de los demonios, atacaba sin misericordia a Siddharta Gautama, más tarde conocido como el Buda (el despierto, iluminado), quien imperturbable yacía sentado al pie del árbol bodhi.
No obstante lo certero de los dardos, cada vez que uno de estos tocaba el cuerpo de Siddharta, caía al piso convertido en un pétalo de flor de loto. El se mantenía invulnerable al enojo, la vergüenza y las tentaciones, todas ellas energías que se transformaban ante su sola presencia consciente. Estaba protegido en su “Pausa Sagrada”.
Todas las tradiciones espirituales que conozco tienen rituales que nos ayudan a“parar el mundo”, es decir, a hacer una “Pausa Sagrada”.
La pausa sagrada te permite detener las reacciones inconscientes –automáticas- y te pone al mando de tu vida al tomar conciencia. Es un momento de atencion que hace posible abrir una receptividad más profunda hacia tu sabiduría interna, y darte cuenta qué te está pasando en el cuerpo, en tus sentimientos y en tu corazón.
Esta “Pausa sagrada” es también una oportunidad para reconocer las áreas o lugares en tu vida que están pidiendo tu atención, ya que rompe la inercia de tu rutina y hace que puedas relacionarte desde una posibilidad más auténtica con el mundo.
Algo que facilita que comiences a usar la “Pausa Sagrada” en tu vidaes que nadie tiene que saberlo.
Antes de arrancar tu próxima mañana, haz una pausa, toma una respiración profunda y marca el momento. Prepara el espacio para honrar el día que estás a punto de iniciar. Crea tu ritual, tu “Pausa Sagrada”, con una breve oración, una actividad rutinaria pero hecha en atención plena, o sigue mi propuesta de 5 pasos (en el boletín anterior).
Un pequeño ritual para iniciar tu día te ayuda a establecer una conexión entre tu visión, tu intención, y tu posibilidad de manifestar eso que necesitas.
 
Cuentan los sabios que Mara sigue rondando suelto, esperando un momento de distracción o inconciencia para también ponerte a prueba con sus dardos. ¿Ya tienes listos tus recursos de defensa?