4 de Marzo de 2014

En el último capítulo de la última temporada de la popular serie “Breaking Bad” (sin traducción oficial), el protagonista Walter White, finalmente le confiesa a su pareja:
W. White: “Todas las cosas que hice… tú necesitas comprender…”
Esposa: “Sí tengo que escuchar una vez más que hiciste todo esto por la familia…”
W. White: “No… lo hice porque me gustó”.
Si ya has visto la serie sabes lo cautivante -¡casi adictiva!- que es (diez premios Primetime Emmy, incluyendo tres victorias consecutivas para Bryan Cranston en la categoría de mejor actor). En ella se nos muestra a uno de los villanos más humanos, creíbles -y por lo mismo entrañables- de la pantalla chica y grande.
Su proceso de mutación desde un tímido maestro de preparatoria, hasta un implacable lord de la metanfetamina, nos revela no sólo el espectro posible en las tres facetas de la maldad humana (boletín anterior), sino uno de sus componentes fundamentales: el placer que obtenemos en ella.
El placer involucrado en nuestra destructividad.
Esta es la dimensión de la maldad que nos resulta más difícil de percibir y asumir. Si a la mayoría ya nos resulta embarazoso imaginar que en ocasiones nuestra malicia, por pequeña que parezca, es deliberada (en CORPORE le llamamos Intención Negativa), mucho más difícil es considerar que podemos sentir algún placer cuando hacemos daño.
Cada vez que expongo en un grupo esta visión, las personas suelen reaccionar profundamente confrontadas. Este es uno de los pasos más difíciles de alcanzar en el proceso de autoconciencia, y ciertamente, entraña un cambio dramático en la autopercepción y el autoconcepto.
Sin embargo, existe un terreno en el que es más fácil observar esta unión del placer con la destructividad: tu sexualidad.
No debería sorprenderte. Si revisas el lenguaje y las imágenes en cualquier puesto de revistas, podrás comprobar la manera explícita en que la sexualidad se mezcla con la subyugación, cosificación, enajenación, etc. (le llamamos pornografía).
Un ejercicio avanzado que solemos proponer en los grupos de CORPORE, es trabajar con el “placer negativo”, explorando el contenido de algunas de tus fantasías sexuales, especialmente las que consideras “fuertes”.

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