17 de Septiembre de 2013

Obsérvate cuando llegas a casa o a tu trabajo, después de vivir  un “mal” rato (ni que decir con estas semanas de “bloqueos”).
¿Te has fijado con quién desahogas tu molestia y malestar?
No es  sorpresa: Con las personas que más convives. Aunque ellos no hayan causado tus problemas, aunque ellos sean los que te aman o ayudan.
En esos momentos, como dice el dicho, “no buscas quién te la hizo,  sino quién te la pague”.
¿Cómo es posible detener la transmisión de tu sufrimiento a las personas más cercanas?, ¿Cómo proteger a tus seres queridos de tu dolor o tu rabia?
Estamos tan acostumbrados a “quedar a mano”…
Más allá de las buenas intenciones, no es posible romper esta cadena inconsciente si no te permites en primer lugar sentir el dolor y la frustración recibidas, para después procesar interiormente tu reacción  (antes de que termines “desquitándote” con tus seres queridos).
Si no ejerces esta capacidad de transformación interior tu reacción termina siendo herir a otro. “Si soy herido, eso justifica mi derecho a herir”; “haber sufrido me da permiso para hacerte sufrir”; parece ser el argumento inconsciente.
Puede sonar cruel, ilógico o absurdo pero, te sorprenderías de la frecuencia con la que ocurre esto; mira a tu alrededor fíjate como algunos tratan a sus empleados, a sus hijos, o a sus parejas…
Un grupo, una comunidad de crecimiento, te ofrece la posibilidad de que trabajes y transmutes tus reacciones destructivas, para ganar conciencia y manejo de los impulsos más conectados a tu naturaleza animal (en nuestro enfoque le llamamos el “Ser Inferior”).
Tu posibilidad de proceso interior permite que tus reacciones que se rigen por la ley del talión (ojo por ojo, diente por diente), puedan ser transformadas sin tener que actuarse. De este modo podemos dejar atrás la revancha y la venganza.
La dinámica de la represalia y el desquite es infinita, nunca se satisface.
 
Nuestra invitación es a que tomes ese impulso destructivo, lo pongas en el altar de la conciencia y lo ofrezcas para su transmutación.