28 de Octubre 2014

Alguna vez sólo supe de oscuridad y silencio…
… mi vida no tenia ni pasado ni futuro…

… pero una pequeña palabra a través de los dedos de otra persona cayó en mi mano, que se aferró desde el vacío, y mi corazón dio un salto hacia el éxtasis de la vida”.
De esta forma poética describía Hellen Keller (1880-1968) como inició el camino que la llevó desde una ceguera y sordera total, a convertirse en una escritora y conferencista, que fue reconocida como una de las líderes humanitarias más importantes del siglo XX.
La historia de Hellen nos sirve para mostrar otro ejemplo de alguien que siguió su llamado interno.
Alguien que sintió este impulso profundo, y con el trascendió esquemas y limitaciones que parecían imposibles de superar.
Y aunque hoy día vemos su vida como un ejemplo de logros y realización, en su momento tuvo sus riesgos. También tuvo que pagar algunos “precios”.

El camino hacia la expresión auténtica de tu ser tiene sus “precios”.

… Puede ser que algunas personas a tu alrededor comiencen a no entenderte.
Lo que es peor, por momentos incluso ni tú mismo te entiendes.
… Tal vez ya no te gusta lo que a “todo el mundo” le gusta…
… Quizá ya no te ajustas a lo que otros esperan de ti…
… El estatus, el dinero o el confort dejan de ser tan prioritarios…
… Ya no es tan importante verte de cierta manera, comportarte de cierta manera…
Entonces, ¿por qué escoger este camino, cuando parece haber más beneficios en lo seguro y convencional?
La respuesta profunda sigue siendo simple:

Porque no podrías dejar de hacerlo.

No es un asunto de gustos o preferencias. Algo más profundo te llama. Una voz interna a la que llamamos “alma”.
Es una travesía que por momentos tensa de miedos tu garganta y tu vientre.
En donde no faltan las tormentas -criticas, juicios- que te parecen amenazantes.
Y en donde ni siquiera el objetivo parece muy claro: en muchos momentos tu mejor amiga se llamará incertidumbre…
Sí, a veces parecerá “difícil” seguir tu voz interior. Por eso es tan fácil terminar al final de la vida con algunos remordimientos en el corazón

Parece difícil, ¡PERO VALE LA PENA!

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