18 de Junio de 2012

En este boletín continuamos explorando la respiración como vía  directa para la carga y reciclamiento energético de nuestro organismo. Recordemos que la respiración es una de las funciones vitales más básicas del cuerpo humano y es la primera actividad autónoma que realizamos al nacer.
Desde una perspectiva fisiológica, al penetrar oxígeno se permite la combustión de los alimentos, su metabolismo y la transformación de nutrientes en energía. Así, toda acción que demanda energía como: trabajar, hacer el amor o leer este boletín, repercute directamente en nuestro ritmo respiratorio, todas nuestras actividades se sostienen gracias al metabolismo orgánico que provee la energía vital indispensable.
Igual sucede en relación a nuestros diferentes estados de ánimo, ya sea en expansión (llanto, rabia) o en contracción (miedo, depresión), nuestro organismo acelera o inhibe su ritmo respiratorio. Para el enfoque corporal, existe una íntima conexión entre respiración y vitalidad.
–          Esta respiración se realiza de pie, procura que tu espina se mantenga derecha (no tiesa) y  relaja tus hombros.
–          Mantén tu atención enfocada en la sensación misma del respirar (mantenemos la intención meditativa). El ritmo y vigor de la respiración será más rápido y vigoroso que en la práctica anterior.
–          Exhala gentilmente vaciando tus pulmones, mientras dejas caer tu cabeza hasta que la barbilla se apoye en el pecho (o llegue lo más cerca posible). Ahora Inhala a través de ambas fosas nasales mientras elevas tu cabeza moviéndola desde tu pecho hacia atrás, lo más  que puedas, cuida no lastimarte. Coordina tu respiración de tal manera que cuando tus pulmones estén llenos,  tu cabeza está lo más atrás posible.
–          Haz una pausa, y comienza exhalar a través de la boca al tiempo que mueves tu cabeza nuevamente hacia el frente, coordina tu respiración de tal manera que cuando tus pulmones estén vacíos, tu barba esté tocando el pecho. Tu exhalación necesita ser vigorosa, que se escuche, busca hacer un sonido tipo “ssshhh”, pero procura hacerlo sin tensión.
 
Este es un ciclo, repítelo 13 veces más hasta completar 14 ciclos. Haz una pausa con 2 respiraciones normales, y vuelve a repetir el ciclo de 14 respiraciones. Realiza otra pausa de 2 respiraciones normales y finalmente un tercer ciclo de 14 respiraciones. Después de esto regresa a tu respiración normal,  observa cómo te sientes.

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