14 de Enero de 2014

Como en cada descanso, llegó a su banca. Colocó cuidadosamente una toalla y encima de la toalla su raqueta.
Después bebió un trago de una de las dos botellas que siempre lleva consigo y la dejó exactamente en la misma posición, con las letras perfectamente orientadas.  A la señal del juez central, se incorporó nuevamente a la cancha cuidando no pisar las líneas de fuera, ya que se estaba jugando el set.
Después de limpiar cuidadosamente las líneas marcadas en tierra, enfocó su energía y asesto un servicio As.
Minutos después ganaba ¡por octava ocasión y en forma casi consecutiva!, el Torneo de Roland Garros de 2013 (parte del “Grand Slam”).
No es un secreto que muchos deportistas de alto rendimiento -como el tenista Rafael Nadal– utilizan pequeños rituales para mejorar su concentración y recuperar su energía.
El ritual te invita a hacer una pausa, enfocarte y ofrecer respeto por tu actividad.
Es un espacio donde te recuerdas que debes apreciar y centrarte en lo que estas por hacer. Mediante este momento de pausa y aprecio, te invitas a tomar tu actividad más en serio, a rescatar más satisfacción de ella. Las personas con las que trabajas se sentirán más respetadas, incluso es muy probable que te sientas con más amor propio.
Imagínate iniciando tu próxima reunión de trabajo con un reconocimiento del poder implícito en un grupo de personas convocadas para colaborar y dedicarse a lograr un objetivo común.
¿Qué pasaría si en la próxima conversación importante con tu pareja, iniciaras con una breve reflexión sobre la importancia de una comunicación clara y abierta?
¿Cómo sería tu día si al inicio hicieras una pausa para honrar el trabajo que vas a hacer y a las personas con las que vas a realizarlo?
Recuerda el poder del ritual la próxima vez que quieras hacer un servicio As en tu trabajo o con tu familia.
Un ritual no necesita ser un procedimiento misterioso o complicado, solo algunos pasos sencillos que requieren de tu conciencia y atención.