Hola, imagínate esto:

Entras en una habitación… está vacía, excepto por una cosa: lo único que hay es una hermosa caja en el centro.

Tienes curiosidad. Te preguntas ¿qué hay adentro?
Así que te acercas, y la abres.
¿Qué ves dentro de la caja?… rápido, sin pensar… qué es lo primero que apareció.

… algunas personas ven un diamante…

… Otras, una fruta; o comida…

Y no falta el que dice que algún animal, como una rana.

De hecho, lo que veas no importa tanto realmente.

El punto es que LA CAJA NUNCA ESTÁ VACÍA.

Escuché esta historia de una maestra que entrena personas para hacer improvisación.

Sus alumnos suelen estar aterrorizados cuando se paran frente a una audiencia.

Su mente se pone en blanco… se bloquean… no saben que decir.

Pero ella les enseña – usando ejemplos como este – que siempre aparece algo. Que la caja nunca está vacía.

Bueno, pues lo mismo pasa con tu cuerpo…

Cuándo no puedes decirle a la gente como te sientes en realidad, sueles guardarte tus sentimientos. Y esas emociones que no expresas se almacenan en tu organismo.

Y el lugar donde más lo hacen (es decir, “la caja”), es en tu estómago.

Por eso, siempre puedes encontrar ahí la verdad de lo que sientes.

Por suerte existen formas muy sencillas de comenzar a conectarte y liberar esas emociones.

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Te doy un ejemplo:

Enfoca tu atención en el área de tu estómago.

Tómate un momento para centrarte con una respiración profunda y en una actitud tranquila. Intenta relajar tu cuerpo, reduciendo la actividad de tu pensamiento.

Pon tu mano derecha sobre tu estómago. Ahora repite al menos tres veces:
“Por favor, muéstrame mis verdaderos sentimientos”.

Date una pausa, e intenta escuchar las respuestas.

… Tal vez se manifiesten como sensaciones físicas: calidez y relajación en el centro de tu cuerpo, … o parecerá que tienes nudos apretados en la boca del estómago.

… Pueden aparecer imágenes mentales o recuerdos. Solo obsérvalos, sin intentar cambiar nada, incluso si no entiendes su significado en ese momento.

… O puede manifestarse directamente una emoción.

Una manera de facilitar que esta energía se exprese es añadiendo un sonido a través de tu boca al exhalar.

Es importante que no juzgues lo que aparece en tus respuestas. Al igual que con la caja en la habitación, siempre aparece algo.

Darte cuenta de lo que verdaderamente sientes,
es el camino para tu libertad personal.

Esta forma de darte cuenta y de liberar tus emociones no tiene que ser dolorosa ni difícil; más bien, debería ser un proceso orgánico y sin esfuerzo.

¡Y puedes repetir este ejercicio tantas veces como quieras!
Recuerda, tu cuerpo no miente…

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