20 de Febrero de 2013

La sexualidad humana, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se define como un aspecto central del ser humano.
Nuestra energía sexual es poderosa: mueve una industria de millones de dólares alrededor del mundo.
Abarca numerosos campos centrales de  la actividad humana: aspectos relacionados con tu salud, placer, legales, religiosos…
Hemos peleado gracias al sexo, nos hemos separado de alguien a causa del sexo, sufrimos y gozamos debido al sexo….
No en balde la sabia madre naturaleza acoplo a esta energía el supremo objetivo de nuestra sobrevivencia como especie.
 
Sin embargo, la energía sexual en sí misma no es ni buena ni mala. Podríamos decir que es neutra. Si utilizas tu energía sexual sin consciencia te puedes hacer daño a ti mismo y a los demás… si la utilizas con consciencia puedes sanar tu vida y la de tu pareja. Al final, como siempre, es una cuestión de consciencia.
Hoy día la educación sexual se reduce a enseñar cómo poner un preservativo o como evitar un embarazo; se enfoca en aspectos básicos y elementales de la sexualidad.
¿Dónde enseñan cómo usar constructivamente tu energía sexual?
¿Dónde enseñan cómo conectar tu corazón a tus genitales?
Casi en ningún lugar…

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