20 de Febrero de 2012
Para la mayoría de las personas, el orgasmo es el criterio de «salud sexual». Si eres capaz de llegar al orgasmo de manera regular, consideras que no hay mayor problema.
Sin embargo, este punto de vista pasa por alto una diferencia cualitativa importante: es posible que tengas un orgasmo sin que vivas una liberación completa de energía en tu cuerpo. Es decir, aun con orgasmos regulares, es posible que no hayas alcanzado tu pleno potencial de experiencia y satisfacción sexual.
Desde el enfoque corporal vemos el orgasmo y el proceso de liberación completa de energía vital en el cuerpo como dos cosas diferentes. Por lo tanto, la habilidad de tener un orgasmo no es nuestro criterio para determinar la «salud sexual».
Se nos hace creer que la sexualidad y los orgasmos son algo que empieza y termina en los genitales.
Nosotros consideramos que son dimensiones que expresan qué tanto te permites sentir y afirmar tu impulso de vida. La energía sexual es manifestación de vida. ¡Es la fuerza con la que creamos vida!
Si consideras este punto de vista energético, la sexualidad se vuelve una expresión de tu energía vital, íntimamente asociada a tu capacidad de respirar y de sentir.
Desde esta perspectiva te liberas de depender de la técnica (¡o de la buena suerte!) para tener sexo satisfactorio.