Hoy te quiero platicar de una analogía: el alma humana y el curtido de pieles.
Un cuero necesita ser tratado con ácidos para ser curtido; después de esto podremos transformarlo en cualquier producto como un abrigo o unos zapatos.
Si el curtidor no frotara el material con estos líquidos agresivos, la piel quedaría quebradiza y dura. Igualmente, al iniciar la vida el alma humana se parece a un cuero sin curtir. Tiene muchas partes endurecidas, toscas y muchas facetas que necesitamos pulir en ella.
Por eso la vida nos trabaja, usando el amargo ácido de las crisis. Sólo así tu alma crece y se fortalece.
Como psicoterapeuta recibo los momentos de dificultad y crisis como tiempos de gran oportunidad e invito a mis consultantes a verlos como oportunidades de aprendizaje y crecimiento.
Este es un principio básico en nuestro quehacer, un fundamento de nuestra profesión.
Gracias a las crisis personales, la forma de vida que tenías, se sacude hasta sus cimientos, se desbarata el orden de tu “universo”. Te sientes debilitado y te acechan tus más profundos temores, estás atrapado en la divina paradoja de sentir la obscuridad y no saber encontrar la luz.
Y sin embargo, estos momentos entrañan una inmejorable oportunidad para:
1.- Confrontar las partes de ti que en realidad ya no te sirven.
2.- Darte cuenta de las facetas de tu persona que todavía responden a realidades que ya no son vigentes.
3.- Tomar conciencia de los rasgos de tu personalidad que sólo te producen sufrimiento innecesario.
Todo esto comúnmente lo vivimos a un nivel personal. Sin embargo, me pregunto: ¿a un nivel social y colectivo, no sucede prácticamente lo mismo?
¿Hay algo que necesites aprender del momento actual que atravesamos cómo país?
¿Tienes algo que aprender en relación a la tolerancia, al respeto por la diferencia?
¿Te atrapó el espejismo de que quien no piensa como tú se convierte en tu enemigo?
¿Qué necesita morir en mí y en ti, para que no sigamos escalando la polarización y el encono a nuestro alrededor?
Por eso, tanto en las crisis personales como sociales quizá el aprendizaje que toca a tu puerta es en última instancia muy parecido:
¿Qué te detiene de amar tanto como puedes?
¿Que te frena para ser todo lo que puedes ser?
Hasta pronto.
Jorge Galindo
Director CÓRPORE
www.corporal.com.mx
Muy interesantes e ilustrativos sus textos. Me encantan.