Hola,

La “cámara del beso” (Kiss Cam) es toda una tradición en los eventos deportivos de Norteamérica.

Durante los tiempos de espera, la cámara enfoca a una pareja y pone su imagen en la pantalla gigante.

Aquí ves un ejemplo del presidente Obama en un juego de baloncesto en 2012.

Normalmente el “beso en la cámara” no despierta ningún interés periodístico. Pero, al igual que el de Obama, el beso de David Horton también fue una excepción.

Horton era un ex-convicto con varias sentencias a cuestas. Y durante el juego de los Rojos de Cincinnati el 7 de Mayo de 2003, de hecho ya era un prófugo de la justicia.

El oficial encargado de su libertad condicional no sabía del paradero del fugitivo. Pero, al igual que a éste, le gustaba disfrutar de un partido de béisbol de vez en cuando.

Por desgracia para Horton ese día fue uno de los juegos que el oficial vio.
Al mirarlo en la pantalla grande lo reconoció de inmediato y se puso en contacto con los policías del estadio. Horton no alcanzó a ver el final del partido; fue detenido ahí mismo en su asiento.

Me gusta esta historia porque nos recuerda que a veces las cosas malas simplemente “nos suceden”.

Un huracán o una tormenta inesperada;  un terremoto, una enfermedad u otro desastre.

O como en el caso de Horton, eres “victima” de una desafortunada jugada de los dados kármicos.

En tales casos sólo nos queda hacer lo mejor posible dentro de las circunstancias. Aprender de ellas y crecer.

Sin embargo, la mayor parte del tiempo tu vida es moldeada por las decisiones  que tomas y las acciones que realizas. Así que si tu vida “no camina como tu quieres”, hazte esta pregunta:
«¿Quién me está haciendo esto?».

Si tu respuesta es “alguien más” -tu jefe,  tu pareja u otra persona que parece ser la causa de tu sufrimiento-, entonces hazte otra pregunta:

«¿Y quién eligió quedarse con esta persona?
O,  ¿quién decidió entrar -y permanecer- en este trabajo?…
¿En verdad no tengo otras opciones?.

Si tu respuesta es que NO ves opciones, puedes estar seguro de una cosa: en el fondo de tu percepción está trabajando una creencia.

Además de los indicadores de miedo y ansiedad que he comentado en boletines anteriores, tienes pistas de que una creencia limitante está actuando sobre ti cuando:

  1. Te sientes incapaz de cambiar ciertas “fallas” (quieres hacer ejercicio pero siempre terminas viendo la televisión y comiendo helado).
  2. Te vives con la sensación de falta de control sobre ciertos patrones de comportamiento, de reacción e incidentes que parecen sucederte (cada vez que te enamoras, te abandonan; cada vez que inicias un proyecto, no se materializa, etc.).
  3. Cuando te observas con ciertas idiosincrasias o prejuicios: no puedo tolerar que… __________; o alguna forma de tu comportamiento que es peculiar e inflexible.
  4. Te das cuenta que se disparan poderosas reacciones emocionales (“si no me aceptan me enfurezco”, “me da pánico exponerme en público”, etc.)
  5. Cuando encuentras experiencias dolorosas que se repiten una y otra vez en tu vida (“Por mas que me esfuerzo, no conservo una pareja”).

La preocupación es un signo de miedo.

Y el miedo es una señal que has olvidado temporalmente que nunca es demasiado tarde para cambiar tus creencias…

… y, por lo tanto, cambiar tu experiencia de la vida.
Hasta pronto.
Jorge Galindo
Director CÓRPORE
www.corporal.com.mx
 

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