8 de septiembre 2015
El Ermitaño. (Eneatipo 5)
Era un hombre rico y amargado al que sólo le interesaba el dinero.
Se mostraba incapaz de sentir ningún tipo de empatía por las personas que le rodeaban. A pesar de su fortuna, si alguien le pedía alguna ayuda o donativo, su replica era siempre negativa.
Nadie en las calles le hablaba, pues no deseaban como respuesta su desprecio.
Así lo muestra, por ejemplo, su contestación frente al ¡Feliz Navidad! de su sobrino Bob, que lo hace reaccionar con su famoso ¡Pamplinas!, para luego despreciar su invitación a la fiesta navideña que el joven organizaba cada año.
Ebenezr Scrooge es el avaro más famoso de la literatura, inmortalizado en el célebre “Cuento de Navidad” de Charles Dickens. Clásico que cada diciembre vemos en la televisión o el cine, -con alguna variante, pero siempre con la visita de los 3 fantasmas-.
Lo que es menos famoso, es que este personaje no sólo salió de la imaginación de Dickens, sino que estuvo inspirado en una persona real: John Elwes.
Fue un político ingles que vivió en el siglo XVIII y que poseía una fortuna superior a los 21 millones de euros actuales; sin embargo……vivía como un pobre en una casa ruinosa. Antes que permitirse gastar el dinero en las necesarias reparaciones, permitió que su espaciosa casa de campo se hiciera inhabitable.
Usaba ropa que era casi harapos, al grado que no faltó quien lo confundiera con un mendigo.
Cuando caía la noche, prefería irse a la cama temprano para así evitar el gasto de dinero en velas. Se dice que incluso se quejaba amargamente de los pájaros, cuando le robaban heno para construir sus nidos.
Scrooge – Elwes, son un ejemplo extremo de la personalidad del Eneatipo 5, también llamado el Ermitaño.
El Ermitaño es alguien que:
… Tiene dificultad para involucrarse en las relaciones humanas. No suele verlas como oportunidades enriquecedoras, por el contrario, siente que son una molestia, algo que le quita, que le agota. Por eso tiende a tener un círculo social muy limitado.
… Tiene dificultad de dar: de sí mismo, de lo que tiene. Existe una tendencia a retener y reservarse. Es como si les acechara el fantasma de la pobreza, la privación.
… Prefiere retirarse y observar, más que tomar acciones o expresarse. De todos los Eneatipos, es quizás el que más se esconde.
… Ama las dimensiones abstractas, el intelecto, el conocimiento y el espíritu. Puede mantener un intenso contacto con su experiencia interna, aunque muchas veces sea al precio de perder el contacto con los demás.
… La típica conformación de su cuerpo es: estrecho y contraído, generalmente con musculatura hipodesarrollada. Suelen ser evidentes las asimetrías entre las diferentes partes del cuerpo (ejemplo: derecha/ izquierda, o arriba/abajo), también son evidentes las desproporciones entre diferentes miembros del cuerpo.
… Su rostro puede tener la apariencia de una máscara, por inexpresivo. Las profundas contracciones en los pequeños músculos alrededor de los ojos, la nariz y la boca, limitan la expresividad facial.
… De pequeños aprendieron que ya sea pidiendo, demandando o seduciendo obtenían poco. Se adaptaron a ajustarse a los escasos recursos (emocionales o materiales) de los que disponían.
… Aprendieron a reducir sus necesidades, a vivir con lo mínimo. La austeridad es “su virtud”.
Este proceso de reducir su sensibilidad y su actividad en el mundo, esta práctica de convertirse en un observador de la vida, naturalmente lo lleva a sentir que no esta viviendo con plenitud.
Este es el precio que, sin querer, paga el Ermitaño.
Aunado a esto, su dificultad en el manejo de sus relaciones, especialmente las que implican intimidad (el compromiso es un autentico reto), puede llevarlo a depresiones y sentir falta de sentido en la vida.
Scrooge tuvo que esperar la visita de los tres espíritus de la Navidad, para conmoverse y redimirse. Para ti evolucionar y sacar el mejor provecho de tu Eneatipo puede ser más fácil… aquí te digo cómo.
Hasta pronto,
Jorge Galindo
Director CÓRPORE
www.corporal.com.mx
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