¿Sabías que en México la celebración del día de la madre inició un día de abril de 1922?.

El periodista y director del periódico Excélsior, Rafael Alducín, lanzó en su diario una convocatoria nacional para dedicar un día a las madres mexicanas, y así rendirles un homenaje.

Esta iniciativa fue respaldada por la Cruz Roja, la iglesia e innumerables instituciones (incluso se cuenta que la propuesta original provino de José Vasconcelos, entonces Secretario de Educación).

Por lo que el 10 de mayo de 1922, se celebró el primer día de las madres en nuestro país.

Pero las madres han sido veneradas, analizadas e incluso criticadas desde siempre.

Recordemos que cada uno de nosotros fue concebido a través del prodigioso proceso de gestación que ocurre únicamente en el cuerpo de una mujer.

Tu madre (biológica o substituta), fue la persona más influyente en las etapas tempranas de tu vida, justo cuando se construían las bases de tu identidad y tu sistema de valores. Tu relación con ella, determinó muchos rasgos centrales de tu personalidad.

Como adulto, no es raro que busques la guía de una madre en alguna mujer sabia o una abuela.

Si observas en tu interior, descubrirás la necesidad de esa energía materna que te proteja, te cobije y te acompañe a lo largo de la vida.

Es por esto que la maternidad es una institución casi sagrada en prácticamente todas las culturas. Los ritos que veneran a la divinidad como figura materna son la forma más antigua de adoración en el planeta.

En la India, por ejemplo, las mujeres que son profundamente cariñosas, compasivas y sabias son públicamente reconocidas con el título de “Santa Madre”.

El papel de una madre es infinitamente complejo y admirable; en el inconsciente colectivo del ser humano, la madre representa la fertilidad, la estabilidad, la creación, el amor y muchas veces el sacrificio.

Hay madres humanas y madres espirituales, la madre tierra y diosas madre.

¿Cuántas veces no has buscado fuerza y consuelo en la energía materna de la tierra? Esa que nos da tanto a cambio de tan poco, bendiciéndonos con su generosidad.

El anhelo de la Madre Universal está arraigado en lo más profundo del corazón humano.

Nacemos y eventualmente regresamos a ella.

Por todo esto, dedico estas líneas para honrar en este día a todas las mujeres que se encuentran leyendo este boletín, tengan hijos o no, porque el principio de la madre cósmica está con ustedes.

Hasta pronto

Jorge Galindo
Director CÓRPORE
www.corporal.com.mx

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