4 de Junio de 2013
Cuando te levantas por la mañana ¿cuáles son tus primeros pensamientos?
¿Agradeces que tus ojos se abren?
¿Que tu corazón late?
¿Qué tienes nuevamente oportunidad de estar en la vida?
¿Te acuerdas en algún momento del día de dar gracias por lo que estás viviendo? ¿Por el lugar en el que estás, por lo que tienes?
Cada día la vida te ofrece innumerables oportunidades para expresar tu agradecimiento. Sin embargo, cuando repasas tu vida, la tentación más inmediata es enfocarte en lo que te falta, en lo que no está.
Y qué decir de la relación contigo mismo…
¿Qué tan a menudo te muestras agradecido contigo mismo por todos los aprendizajes, logros y experiencias vividas?
¿Qué pasaría si por un momento intentaras agradecer y bendecir lo que has logrado, lo que sí está?
Agradecer va más allá de simplemente decir “gracias” por algún beneficio o algún regalo que la vida te da.
La gratitud es también un estado de conciencia, una dimensión de tu ser que puedes cultivar.
Estar en gratitud es ejercitar una conciencia y un corazón abiertos, receptivos al aprecio de tantas pequeñas cosas y encuentros que hacen tu vida significativa.
Implica rescatar la capacidad de ver la dimensión amorosa, gozosa y pacífica de tu vida.
Es reconocer todo lo que recibes y has recibido.
Como dice el dicho: es la intención de ver el vaso medio lleno que te ofrece la vida.
Para cultivar la actitud de agradecimiento, hay tres dimensiones de tu experiencia que necesitas reconocer y enfocar con gratitud.
- Necesitas dar gracias por quién eres.
- Necesitas dar gracias por dónde estás.
- Y necesitas aprender a reconocer las experiencias y personas significativas que han hecho posible que seas quien eres y que estés dónde estás.
De esto seguiremos hablando en nuestro siguiente boletín…
Por cierto, aprovecho este momento de contacto para agradecer tu interés, la receptividad y apertura con la que cada semana me recibes en tu correo. Gracias por ser parte de esta red de conciencia que con tu apoyo, también crece…