6 de diciembre de 2011

Sólo a través del cuerpo se experimenta la propia vida; sólo a través de él nos expresamos, nos relacionamos con la realidad exterior y tenemos la posibilidad de ser en el mundo
En la psicoterapia corporal vemos el cuerpo como un mapa que nos guía para conocernos y conocer  a la persona que tenemos frente a nosotros; el cuerpo puede develarnos su historia, nos permite saber qué le asusta, qué le lastima, cuáles son sus retos, sus oportunidades de crecimiento.  Por medio de este mapa vivo es posible saber la mejor forma para acercarnos  a ella y cómo podemos ayudarla.
Por ejemplo, el cuerpo de una persona que tiene hombros anchos, pelvis estrecha, mirada penetrante, cuya energía está principalmente en la parte superior,  nos revela que es alguien con necesidad de mantener el control y que le gusta  que se hagan las cosas a su manera; es alguien sensible a la traición y por eso desconfiada; alguien que también posee cualidades de liderazgo.
Por otro lado,  el cuerpo de una persona delgada, alta, sin mucha tonicidad muscular y con baja capacidad de energía, nos revela a alguien que suele vivirse necesitando el apoyo y el afecto de los demás; alguien con tendencia a formar relaciones dependientes y que tiene dificultad de asumir su autosuficiencia en la vida; alguien que también tiene una gran capacidad intelectual.
¿Sabías que la forma en que te paras, el modo en que  pones tus pies en el piso, se relaciona con la calidad  de tu contacto con la realidad?
¿O que una pelvis rotada hacia atrás, en realidad disminuye tu capacidad de placer y satisfacción sexual?
Es una realidad, existen otras formas significativas de comunicación, poco exploradas y no tan convencionales, que fluyen paralelamente al lenguaje verbal: la forma del cuerpo, sus gestos, las posturas y sus movimientos.
Este es un lenguaje y el código lo podemos aprender.

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