Inundó las redes sociales…

En noticieros, periódicos, y medios de comunicación, también fue la noticia dominante durante toda la semana pasada.

Lo sucedido en Culiacán, se sumó a una serie de desafortunados eventos (Aguililla, Michoacán; Iguala, Guerrero), que tuvieron como común denominador la violencia fuera de control.

No pretendo ser un comentarista político, ni que esta sea una columna de debate. Pero estos hechos se encadenan en el potencial de alimentar una sensación general de incertidumbre.

En la publicación pasado señalaba, que la tendencia natural, la tendencia evolutiva de tu cerebro y el mío, es su sensibilidad frente a la percepción de amenaza, porque esto hizo posible la supervivencia de nuestros antepasados.

Por eso, cuando percibes que puede estar en juego el aspecto más básico de tu existencia, tu propia sobrevivencia, la garantía de no sufrir daño, es difícil que no se activen tus sistemas de alerta. Para eso está diseñado tu sistema nervioso simpático.

Esta estructura es la que activa tu estado de alarma. Se encarga de acelerar las funciones de tu organismo y prepararlo para la acción frente a posibles amenazas. Es la que hace posible tu reacción de lucha/huida.

En contraste, el ala parasimpática es la que te apoya para “enfriar” esta activación. Es decir, te ayuda a relajarte. Por eso, se asocia con sentimientos de calma, tranquilidad y paz.

Cada vez que vives incertidumbre o una sensación de amenaza, ya sea real o potencial, se activa tu sistema simpático, y con él tu necesidad de buscar seguridad.

Si esta activación es constante, refuerzas una programación que termina acentuando tres distorsiones clásicas: sobre reaccionas frente a los momentos de incertidumbre; al tiempo que subestimas tus recursos y oportunidades.

Por eso hoy día, la incertidumbre puede ser causa de que vivas ansiedad innecesaria y conflictos con otras personas. Por eso, generalmente la sientes como una experiencia desagradable.

Obviamente no pretendo aquí que cometas el error de no cuidarte de las amenazas reales (por ejemplo, si vives en Culiacán o Guerrero). Pero, por otro lado, te conviene cuidar que no te mantengas mirando la realidad todo el tiempo, a través de los lentes de la amenaza y el miedo.

En estos momentos de incertidumbre, quiero ayudarte a desarrollar formas de calmar el sistema que te es útil para enfrentar las amenazas (simpático), activando con más frecuencia el sistema que lo equilibra: el parasimpático.

Una forma muy directa de hacer esto, es a través de las visualizaciones guiadas. Si activas tu sistema parasimpático, resulta difícil mantenerte asustado, porque ambos sistemas no pueden funcionar simultáneamente. Así, si tu cuerpo y tu mente comienzan a enfocarse en la tranquilidad, todo tu organismo se mueve hacia ese lado de la moneda.

Con gusto te comparto esta visualización que busca ayudarte a encontrar ese equilibrio.

Te recomiendo practicarla principalmente por las noches. También es útil después de una mañana llena de estrés, o cuando te sientes agobiado por la incertidumbre.

¿Puedes aprender a estar más en paz contigo mismo y con los demás?

Claro que sí. Practícala, y aprende a saborear los beneficios que te regala la sabiduría de tu organismo.