10 de Septiembre de 2012

¿Cuál es el problema con nuestros sentimientos? Tercera parte
Nuestras emociones son esenciales para la sobrevivencia y la vida.
Esta poderosa afirmación contrasta con lo que la mayoría de nosotros hemos vivido y aprendido en relación a nuestras emociones.
La mayoría de nosotros hemos crecido en medio de inagotables instrucciones de cómo no sentir esto y  como tener que sentir aquello… como si nuestras emociones fueran signos de patología, lo opuesto a ser racional, espiritual o constructivo.
En el boletín anterior te hablé de la desconexión entre nuestra experiencia emocional y la capacidad de tomar conciencia de ella. Una causa importante de tal desconexión proviene de este constante y repetitivo entrenamiento anti-emoción que hemos recibido a lo largo de nuestra crianza.
Aprendimos a reprimirlas, ignorarlas, evadirlas y/o satanizarlas.
Paradójicamente, el resultado es inconsciencia, reactividad y caos emocional, ya que una emoción activa – no hecha consciente-  no desaparece: es energía que se mantiene circulando en nuestro sistema.
 
El solo hecho de tomar conciencia -o incluso nombrar- una emoción que te perturba, puede tranquilizarte y tranquilizar tu cerebro y tu sistema.
(Sugiero dejar hasta aquí el boletín… y el resto, que salga la siguiente semana, como OTRO boletín, así, cortito pero MUY claro y hermoso).
Tomar conciencia de tus emociones te ayuda a:
–       Sentirlas e identificarlas, que a su vez te ayuda a tranquilizarte y enfocarte.
–       Comprender cuándo, cómo  y  porqué tus emociones se activan.  Esto es un recurso invaluable para manejarte en la vida.
–       Desarrollar  acciones y respuestas  más constructivas
Nuestro patrimonio emocional es producto de un complejo proceso evolutivo que a través de millones de años nos ayudó a los seres humanos a convertirnos en los más exitosos primates de este planeta (al menos en términos de sobrevivencia).
Nuestras emociones no son algo opuesto a la razón y al espíritu.
Las emociones son señales fisiológicas que nos indican cómo estamos en nuestra relación con el mundo.
 
Tomar conciencia (o no) de ellas determina si tu respuesta es constructiva o no.

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