Espero hayas disfrutado de la Habilidad #1 que te compartí la semana pasada de las 5 habilidades fundamentales que necesitas para crecer y prosperar en tiempos de incertidumbre.

Imagínate por un momento vivir en la prehistoria.

Cuando el homo sapiens era nómada (es decir, sin un asentamiento permanente), y con una organización social y económica elemental.

Tu rutina cotidiana implicaba la caza, la recolección de frutos, preparar los alimentos…
… y sobrevivir a los depredadores.

Ahora, te tengo una pregunta, ¿qué te parece más importante?:

… ¿Encontrar comida para sobrevivir?

… ¿O evitar el ataque de un depredador?

Ambas necesidades eran (y son) importantes y reales.

Si no satisfaces tu necesidad de alimento, tu vida corre peligro en algún momento.

Pero si no evitas al depredador que te acecha ahora mismo, no tendrás un mañana para buscar ese alimento.

Entonces, podemos afirmar que la regla número uno en el mundo salvaje, es:

Busca comer hoy, pero aún más importante,
procura no ser la comida de alguien más hoy.

Los homo sapiens que sobrevivieron fueron los que estaban más alertas, más vigilantes.

¿Hoy en día es diferente? No… al menos, no para tu cerebro.

Mi cerebro y el tuyo son muy similares a los que tenían nuestros antepasados “los Picapiedra”. Provienen de un proceso evolutivo que llevo miles de años. Es el legado biológico que nos dejaron en herencia estos tatara-tatara-abuelos.

Ellos nos transmitieron genes en donde quedó marcado que es más importante aprender rápido de las experiencias amenazantes, que de cualquier otras.

Que es mejor equivocarte 100 veces previniendo una amenaza que no se cumplió, que equivocarte en una que te costó la vida.

Por eso la incertidumbre te pone “nervioso”, ansioso, vigilante,
y tal vez un poco de malas.

Porque tu cerebro está diseñado para prevenir posibles peligros, para asegurar tu sobrevivencia.

Por eso, cuando te enfrentas a lo incierto, lo impredecible, tiendes a moverte con precaución.

Porque quieres evitar ser dañado.

Porque prefieres prevenir posibles amenazas, incluso cuando no existan.

Porque, en el fondo, la parte más primitiva de tu cerebro sigue procurando evitar que “te coman”.

Y quizás hoy día sientas que esta inclinación evolutiva muchas veces te resulta un problema, porque esta capacidad de aprendizaje ya no es una prioridad. Después de todo, hoy en día no hay ninguna fiera acechándote a la vuelta de tu casa.

Bueno, tal vez no hay fieras prehistóricas, pero vaya que puedes vivir otro tipo de amenazas.

Por ejemplo, qué decir de la política y la seguridad. ¿Te sientes amparado por un estado de derecho, una fuerza pública que te cuida? ¿O te sientes en una situación de amenaza cotidiana, en donde no estás adecuadamente protegido?

¿O qué decir de las fluctuaciones económicas? Vivimos en una economía en donde hay poco crecimiento, precaria seguridad social, y en dónde es difícil encontrar trabajo.

Y podría seguir agregando una larga lista de etcéteras: cuando no tienes acceso a buenos servicios de salud o educación, cuando te enfrentas a diario con ambientes caóticos y duros…

Todos estos factores se suman a tu herencia biológica milenaria. Y, por supuesto, afectarán tus niveles de ansiedad cuando sientes incertidumbre.

¿Cómo encontrar un equilibrio que te ayude a mantenerte a salvo, pero al mismo tiempo te mitigue la ansiedad y el miedo innecesarios?

De esto te seguiré hablando en los siguientes boletines…

PD.- Por suerte hoy en día ya no tenemos que sobrevivir a los depredadores prehistóricos… pero para subsistir y alcanzar la plenitud en este mundo moderno requieres cultivar ciertas capacidades y talentos.

Una persona que desarrolla sus recursos internos encuentra siempre la vitalidad y alegría de vivirque necesita para trascender a estados más plenos del ser.

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